Si yo fuera el Presidente de Chile, o su rey, o emperador, lo primero que haría sería suspender por 10 años el ingreso de nuevos vehículos. Y además, por qué no, dar de baja a otros tantos cacharrientos que con suerte andan.
Porque, puchas que hay autos!!! Y tacos, calles atestadas, accidentes, neura, bocinazos, gritos, peleas, carreras, prepotencia, bla, bla, bla.
Autos, muchos, pero conductores, muchos y malos, y muy malos, autos y motos, celulares, motos, micros, autos y tacos. Veredas desiertas. Muchos conductores y muy malos.
Si fuera presidente también sacaría de circulación a muchos conductores.
Y aquí viene la cuestión, el «quid» del asunto, hablando en siútico. Y dígame clasista si quiere, pero la espantosa forma de manejar de algunos conductores tiene que ver con clasismo y cosas asociadas al clasismo.
El paraíso capitalista que construimos desde los 90 en adelante trajo muchos «primeros» en la sociedad, primeros universitarios de la familia, primeros en viajar al extranjeros, primer propietario. Y también primeros automovilistas y dueños de autos. La masificación del automóvil llegó a sectores que hace una generación atrás ni pensaron tener un auto. Por eso, y gracias a la avalancha de marcas y modelos, muchos trabajadores y trabajadoras con acceso a crédito y con el bendito derecho a endeudarse, se compraron un auto, y luego, con el tocomocho guardado, el curso de manejo. Esto les vino a pasar a los 25, a los 30 o a los 40 años.
Entonces, nos llenamos de nuevos conductores no tan jóvenes pero con nula o escaza experiencia. Sus familias, sus padres, nunca tuvieron auto. Ellos ahora sí. Y se lanzaron a manejar.
«El paraíso capitalista que construimos desde los 90 en adelante trajo muchos «primeros» en la sociedad, primeros universitarios de la familia, primeros en viajar al extranjeros, primer propietario. Y también primeros automovilistas y dueños de autos»
En otro espectro de la sociedad están los que siempre tuvieron auto, los del poto pegado al asiento, los que nunca supieron tomar una micro. Bueno, esos, desde muy niños tuvieron la experiencia del auto, vieron al papá o la mamá manejar, pasar los cambios, acelerar y frenar, señalizar, y cuando estaban ya creciditos tomaron el auto y se fueron a pasear. Tenían la experiencia del auto internalizada.
De todas formas pueden llegar a ser muy irresponsables e imprudentes detrás del volante, pero al menos esa experiencia vale y sirve.
Pero los nuevos dueños de autos y nuevos conductores, no crecieron con esa experiencia. Y no hay nada más peligroso que un conductor primerizo a los treinta, y para colmo con teléfono y pantallas en el tablero. Y como no tienen esa experiencia que otros si tienen; no tienen el «capital cultural», jajaja, otra siutiqueria, de la cultura del auto, manejan como las reverendas.
A decir verdad, la experiencia que puedan haber acumulado en su infancia y juventud sin auto apenas viene de los video juegos o de «rápidos y furiosos».
«No hay nada más peligroso que un conductor primerizo a los treinta, y para colmo con teléfono y pantallas en el tablero»
Sí, será clasismo. Pero la cuestión de clase es apenas un contexto en el tema del mal conducir. Una arista en el informe del experto. Ahora, como lo que sí es clasista es nuestro país, de solo mirar a un conductor primerizo y mal conductor podemos reconocer esa falta de experiencia de auto.
Cuando sea Rey de Chile podré controlar todo esto, subir las exigencias para obtener una licencia y limitar el número de autos…. Pero por ahora, como probablemente usted puede estar odiándome, tíreme el auto encima no más, a cambio le dejo una chuchada por anticipado.
V.C