Celebrar cumpleaños es una tradición profundamente arraigada. Desde pequeños, se nos enseña a esperar con ansias estos días especiales llenos de fiestas, regalos y la compañía de nuestros seres queridos. Cumplir 45 años es considerado un hito importante en muchas culturas, un momento para reflexionar sobre la vida y celebrar los logros alcanzados (si es que los hay). Este 2024, me toca celebrar este hito, sin embargo, he decidido no hacerlo de la manera tradicional, si no de una forma más personal y esto para muchos de los que me rodean, es una decisión que les parece extraña e incluso les genera molestia.
Experiencias de Cumpleaños Pasados
Recuerdo que mi primera celebración de cumpleaños fue en 1984, cuando tenía solo cinco años. Mi madre, una madre soltera en tiempos difíciles bajo la dictadura de Pinochet, hizo un esfuerzo enorme para celebrar mi cumpleaños con todo mi curso de kínder. A pesar de las dificultades económicas y los programas de emergencia como el PEN y el POJH, logró organizar una fiesta hermosa. Aún tengo grabado en la memoria el regalo de un juego de vasos de vidrio que me dio Camilo, un compañerito de kínder al que nunca volví a ver. No hubo juguetes, pero sí vasos; quizás Camilo era vidente y sabía que los iba a usar mucho en el futuro. Esa fiesta no sólo representó un momento de alegría infantil, sino también el esfuerzo de mi madre y el apoyo de mis tías, que estaban con nosotros en ese momento.

Recuerdo que mi primera celebración de cumpleaños fue en 1984, cuando tenía solo cinco años. Mi madre, una madre soltera en tiempos difíciles bajo la dictadura de Pinochet, hizo un esfuerzo enorme para celebrar mi cumpleaños con todo mi curso de kínder.
Durante los siguientes 12 años, mis cumpleaños se celebraban en familia, solo con mi madre y mi perro Coli (un kiltro muy querido por mis compañeros de curso). No había fiestas con compañeros de curso. Sin embargo, cuando cumplí la mayoría de edad, las celebraciones cambiaron. Ese cumpleaños de adolescente se transformaron en una oda al desenfreno, dado que, como adolescentes, bebimos como si no existiese un mañana, y los ebrios quedaban apilados en la sala del living, cual personajes de algún videojuego.

Ese cumpleaños de adolescente se transformaron en una oda al desenfreno, dado que, como adolescentes, bebimos como si no existiese un mañana, y los ebrios quedaban apilados en la sala del living
Con el pasar de los años, el primer cumpleaños universitario fue mucho más modesto, celebrado en la pensión sin fiesta en Iquique. Sólo una compañera me regaló una tarjeta, siendo la única que recordaba mi cumpleaños. Hoy, esa compañera es mi bella esposa. Durante los siguientes cinco años en la universidad, empecé a celebrar mi cumpleaños conjuntamente con un amigo que nació el mismo día que yo, el 9 de agosto. Nuestras celebraciones se convirtieron en una tradición para nuestros amigos de Vallenar, con fiestas que incluían a amigos de ambos y otros amigos en común. Incluso fuimos socios en un pub llamado «On The Rock», un emprendimiento lleno de historias y anécdotas de cómo no hacer las cosas. Siempre volvía a Vallenar para no pasar mi cumpleaños solo en Iquique, como en el primer año.
El primer cumpleaños universitario fue mucho más modesto, celebrado en la pensión que vivía, sin fiesta. Sólo una compañera me regaló una tarjeta, siendo la única que recordaba mi cumpleaños. Hoy, esa compañera es mi bella esposa.
Ya terminada la U, puse un pub (¿aún se dice pub?) con un par de amigos, tener un local propio hizo que nuestras celebraciones de cumpleaños fueran eventos sagrados, con bandas en vivo, karaokes y asados de todo tipo (incluso aquellos en que la sal es más importante que la carne). Eran fiestas masivas con familia, amigos, músicos, uno de mis socios era baterista y yo tocaba el bajo, por lo que a veces llegaban hasta carabineros a la fiesta, se armaba un ambiente similar al de las famosas fiestas de los pubs de renombre nacional, como los de Negro Piñera y Miguelo.
Los años pasaron, el pub cerró y las celebraciones conjuntas disminuyeron. Mi amigo y socio dejó de beber alcohol; ahora es un ferviente evangélico, y las fiestas volvieron a ser más familiares y menos sociales.
Contraste con la Decisión Actual
Sin embargo, este año no quiero nada. Quiero que sea un día común y corriente, sin regalos, sin fiesta. ¿Será el trabajo, el cansancio, la edad? No lo sé. Esta decisión genera incertidumbre y preguntas tanto en mi familia como en mi grupo de amigos. Tal vez sea una búsqueda de introspección, paz o simplicidad, o quizás todas juntas. La expectativa social y mediática nos impulsa a celebrar y compartir cada hito, pero internamente siento que este año quiero algo distinto. Quiero tomarme un tiempo para mí, para reflexionar sobre lo que realmente importa y cómo quiero vivir los próximos años de mi vida.
Este año no quiero nada. Quiero que sea un día común y corriente, sin regalos, sin fiesta. ¿Será el trabajo, el cansancio, la edad?
Sé que esta decisión puede desconcertar a muchos de mis amigos y familiares. Algunos pueden pensar que estoy deprimido o que he perdido el espíritu festivo. Pero creo que es importante respetar nuestras propias necesidades y deseos, incluso si van en contra de las normas sociales. No celebrar mi cumpleaños este año no significa que no valore la vida o los hitos; significa que quiero honrar mi propia manera de experimentar este momento.
Corolario
Al final del día, cada uno de nosotros debe encontrar su propio equilibrio entre las expectativas culturales y nuestras necesidades personales. Al tomar esta decisión, espero inspirar a otros a escuchar su voz interior y a respetar sus propias formas de celebrar o no celebrar los momentos importantes de la vida. La introspección, la paz y la simplicidad pueden ser tan valiosas como las celebraciones masivas, y es vital que aprendamos a respetar las decisiones personales en cuanto a celebraciones.
Honrar el sentir es la convicción que demanda más valentía. Me encanta verte conectar con tu sentir. Te ama (y te entiende) tu compañera de U.<3
Si lo celebras el próximo año, será un hito más importante que el de ahora, porque será el hito después del hito que no quisiste que fuera hito, lo que lo convertirá en tu renacer de los hitos. Espero me invites a esa celebración, esa será epica. Te quiero amigo y te respeto, sabes que se puede celebrar la vida cualquier día del año, lo importante es querer hacerlo y no sentirse obligado a hacerlo. Atte, Barry el philosopho.