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¿Qué hace la loba amamantando a Rómulo y Remo sobre un pedestal en el Parque Italia de Valparaíso? Lo mismo podríamos preguntarnos respecto a Talca, Montevideo y muchas otras ciudades de Sudamérica, pero nos quedamos con Valparaíso.

Muchos pensarán que se trata de un homenaje de la ciudad a la colonia italiana, aunque para ser más preciso se trataría de un homenaje de la colonia a la ciudad. No en vano la plaza, antiguo Parque Municipal, y antes Jardín de Abadie, toma el nombre de Parque Italia en 1922.

Para esa fecha el barrio ya contaba con la influyente presencia de la Sesta Compagnia di Pompieri «Cristoforo Colombo», en Freire con Pedro Montt. Otra relevante institución itálica del sector es la Scuola Italiana de Valparaíso, que data de 1912 con el nombre de Societá Italiana d’lstruzione. En 1933 se instala en un edificio de la Avenida Francia y desde 1941 ocupa las instalaciones de la Avenida Pedro Montt, sin embargo siempre en el entorno del Parque Italia.

Por estas razones es que no resulta azaroso que este símbolo del mito fundacional de la ciudad de Roma se erigiera justo en el lugar tan identificado con la colonia italiana y reconocido así por la totalidad de la comunidad porteña.

Pero volvamos a la pregunta inicial y tratemos de resolver si es la ciudad que rinde homenaje a la colonia o es la colonia que tributa a la ciudad. La verdad es que tal confusión no hace más que encubrir las verdaderas intenciones de la instalación de la Loba Capitalina en el Parque Italia de la ciudad de Valparaíso.

Si observamos con atención la inscripción en la columna que sostiene la estatua, allí se lee: “MCMXXXVII – XV EF”, es decir: “1937 – año 15 de la Era Fascista”. Esta información nos aclara que el propósito de la instalación de la Loba Capitolina corresponde a un plan de propaganda del régimen de Benito Mussolini.

La instalación de la Loba Capitolina corresponde a un plan de propaganda del régimen de Benito Mussolini.

Este tipo de donativos escultóricos es algo que se extiende a otras ciudades y otros países de Latinoamérica, con el propósito, de parte del régimen fascista italiano, de establecer vínculos con países gobernados por ideologías afines y atraer la simpatía y el apoyo de los inmigrantes italianos y sus descendientes de este lado del Atlántico a la causa del Duce.

No es ingenua la instalación de la Loba con Rómulo y Remo como símbolo de la Roma Eterna. Es más, siempre esta imagen estuvo identificada con los objetivos imperiales y expansionistas de Roma. La utilización de la imagen comenzó muy temprano, en el siglo tercero antes de Cristo, acuñada en monedas. La circulación de monedas fue expandiendo por los rincones del imperio la idea de que la Loba era la Mater Nutritia, la que alimenta a los “ciudadanos”. La idea de mater se traspasa a la ciudad, Roma adquiere un carácter sagrado. La imagen también se representa en estandartes, relieves y esculturas en los edificios públicos de las ciudades importantes, símbolo de pertenencia a Roma y los valores cívicos del Imperio.

No es ingenua la instalación de la Loba con Rómulo y Remo como símbolo de la Roma Eterna. Es más, siempre esta imagen estuvo identificada con los objetivos imperiales y expansionistas de Roma. La utilización de la imagen comenzó muy temprano, en el siglo tercero antes de Cristo, acuñada en monedas.

Durante la Edad Media la imagen se mantiene. Incluso es adoptado por la Iglesia Católica, que reconoce en ella los cimientos de la institución universal. El Renacimiento también rescata la imagen representando con ella admiración y veneración al pasado glorioso de Roma.

A comienzos del siglo XIX la imagen de la loba, junto al águila imperial y el Sol Invictus, se van a incorporar a la iconografía del título de Rey de Roma, que fuera conferido por el Senado Consulto para el heredero de Napoleón que ostentaría ese título. La incorporación de este programa iconográfico que incluye a la Loba Capitolina no es azaroso ni antojadizo. Se trata de representar simbólicamente la idea imperial de Napoleón volviendo la mirada a los íconos de Roma, la cuidad eterna. Es la imagen que subyace a la idea de controlar Europa y el mundo conocido.

En la segunda mitad del siglo XIX, la Loba Capitolina adquiere un carácter representativo que se expande por toda la península ya unificada. De esta manera la loba se convierte en un símbolo nacional que permite a Italia reconstituirse en torno a un pasado común, volviendo la mirada, una vez más, a la Roma Imperial.

En la segunda mitad del siglo XIX, la Loba Capitolina adquiere un carácter representativo que se expande por toda la península ya unificada. De esta manera la loba se convierte en un símbolo nacional que permite a Italia reconstituirse en torno a un pasado común, volviendo la mirada, una vez más, a la Roma Imperial.

Este breve recorrido que nos muestra la circulación de la Loba Capitolina nos confirma también la utilización que hace de ella Benito Mussolini, como parte de una estrategia de propagar su ideología fascista y establecer un control al modo del antiguo Imperio Romano.

Esto es lo que nos llega a Valparaíso, al Parque Italia, como lo revela esa leve información inscrita en su columna: “XV – EF”, año 15 de la era fascista.

Hoy en día, en un remozado Parque Italia, donde aún se extrañan algunas de las esculturas que lo poblaron antaño, donde las pocas que quedan sobreviven entre el deterioro, donde conviven Juan Bautista Pastene, primer italiano al servicio de Pedro de Valdivia en Valparaíso, con Luis Emilio Recabarren, líder y fundador del movimiento obrero en Chile, Rómulo y Remo se amamantan en las alturas, de una loba olvidada.

La ciudad es un libro abierto, cada rincón o esquina guarda un secreto. Y Valparaíso, más que un libro es una enciclopedia, un almanaque, un atlas, que nos habla de sí mismo y de todos los rincones del mundo con que está hecho. Desde una escultura hasta el nombre de una calle. Son las capas de la historia, impresas en la ciudad, que nos pueden llevar desde la Avenida Pedro Montt hasta las siete colinas de la Roma Eterna, y quién sabe cuánto más lejos. Y todo está ahí, aquí, hoy, listo para ser leído y para descubrir lo que nuestra ciudad nos puede contar.

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