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Puedes estar a favor o en contra, pero es indudable que a diario destinamos muchos minutos a revisar que ocurre en Internet, postear noticias o simplemente dar like a los miles de memes que circulan. Negar la precariedad de una relación virtual, sería iluso, pero reflexiono sobre mí actuar y lo primero que hago en la mañana es tomar mi celular. Es casi un postulado a mi relación con mi pequeña comunidad virtual. Como hace un par de días que subí a Facebook un video de un hombre jugando con un gato, más de 300 likes y centenar de comentarios a favor y en contra. Eso no me sorprendió, sino el hecho de que varios comentarios eran muy ofensivos perdiendo completamente el sentido de la publicación. Entonces, Internet, tras ser una creación cultural, debiera reflejar nuestros valores y principios como humanos, partiendo por la libertad de expresión y la tolerancia. Pero estas actitudes parecen haberse perdido dejando atrás el inmenso poder social que podrían alcanzar. Esto sólo podría cambiar en la medida que el uso de Internet vaya generalizando la información y seamos más conscientes sobre la importancia de su control. 

Es como un viaje a las 7 de la tarde en un metro repleto de personas. Viajo como una sardina en un barco de pesca y me pregunto cuanta gente de la que me rodea estaría dispuesta a hablarme, contarme algo divertido o mostrarme una foto de sus hijos o sus viajes. Probablemente ninguno. Algunos hablan de individualismo, mientras otros le llaman revolución cibernética. Parece que el futuro se ve guiado a un mundo virtual muy inconsistente como señala el afamado sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, y su obra ”Amor Liquido”, que descubrí hace un par de semanas, donde habla sobre la fragilidad que existe cada vez más patente en los vínculos de la sociedad en un mundo líquido. Es así como Bauman plantea que las redes sociales se transforman en la comunidad que tanto queremos y ansiamos. No necesitamos tener habilidades sociales, ni ser empáticos, razonables o distintos, siendo un estado muy pacifico de interacción. Puedes añadir personas y al mismo tiempo eliminarlas, e incluso bloquearlas. Absoluto control. Podría ser esta una señal indiscutible de que estamos perdiendo el rumbo de lo que significa comunicar, pues se debiera pensar que una discusión real es llegar a consenso con quien no piensa lo mismo que tú. Pensar, además, que los reales diálogos se dan en el trabajo, la familia e incluso en la fila para pagar una cuenta entre personas reales que interactúan. 

Es así como Bauman plantea que las redes sociales se transforman en la comunidad que tanto queremos y ansiamos. No necesitamos tener habilidades sociales, ni ser empáticos, razonables o distintos, siendo un estado muy pacifico de interacción.

Si bien lo anterior me parece una amenaza aterradora porque puede ser indudable también es una contradicción. Es que las redes sociales son el nicho que tantas revoluciones esperan, pues se han transformado en la dirección de la opinión pública, desplazando a muchos medios tradicionales. Me refiero a la televisión y los periódicos que han debido sucumbir en canales de Facebook, Youtube, Twitter, etc. para lograr llegar a un público que ya no es absoluto y cautivo. El potencial que tenemos en nuestras manos cada vez que posteamos algo en Facebook o Twitter es ilimitado.

Revista Para Conversar

Cada vez es más común la adaptabilidad a las nuevas tecnologías, aunque no podemos hablar de igualdad, por la falta de acceso gratuito para todos, sin embargo Internet se está convirtiendo en una herramienta cotidiana y muchas luchas sociales son parte de este vivir. Es momento de reflexionar en las implicancias que puede tener para una persona o una comunidad posicionarse en las redes sociales y dar curso a una demanda social. Basta recordar el movimiento estudiantil de 2011, donde Internet fue fundamental en su organización y la posterior repercusión en la opinión pública. Una llamada de atención para los actores políticos de la época y los medios de comunicación que debieron cambiar sus paradigmas. Me pregunto incluso si lográramos desahogarnos unidos frente a la precariedad patente de que seguimos en manos de una minoría, plagada de políticos cada vez más corruptos. Que ocurriría entonces si nuestra revolución silenciosa toma revuelo y logramos masificarla hasta cambiar los canales tradicionales y estallar la burbuja en que estamos insertos. Cuantos de los más de 20 millones de usuarios estarían dispuestos a hacerlo. Es aquí que debemos preguntarnos si las demandas sociales, que son reales, como el abuso de las AFP’s, desigualdad en la educación, las demandas feministas, etc. lograrían sacarnos más que un like y salir a marchar a las calles. No estaremos a tiempo entonces de despertar y alzar banderas de lucha. Hacer uso real de esta comunidad virtual para romper paradigmas y explotar estos vínculos. Me pregunto entonces si te ofrecieran, haciendo alusión a la mítica película Matrix, las pastillas roja y azul, cual elegirías. 

Jacqueline Soto Marchant

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