¿Qué impacto tiene leer algo así, verdad? Una víctima de secuestro que logra escapar de un tormento de este tipo, ya sea porque fue rescatada o pudo huir, no vuelve a ser la misma. Se marca un antes y un después, se marca una vida llena de secuelas.

Logras escapar y vuelves a tu hogar, pero ya nada es igual.

Recuerdo aquellos años en los que mi vida era tranquila, estaba en paz. Prácticamente vivía en una burbuja, tenía un buen trabajo, amigos y una pareja que decía amarme con todo su corazón pero sin darme cuenta, de la noche a la mañana, un día despierto y me encuentro viviendo una verdadera película de terror.

Esa persona que decía amarme, se transformó ni más ni menos que en mi secuestrador.

¿En qué momento llegué a estar aquí? ¿Cómo permití que me secuestraran? ¿Cómo no me di cuenta de las malas intenciones de esta persona y de su disposición a destruir mi vida? Así transcurrieron días y meses en los que lo único que quería era gritar: «¡Ayuda! ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Por favor, que alguien me salve!» No podía hacerlo, tenía que ocultar la pena y el profundo miedo que sentía, y mostrar algo de valentía para evitar que mi secuestrador continuara aplicando más violencia y maltrato psicológico.

¿En qué momento llegué a estar aquí? ¿Cómo permití que me secuestraran? ¿Cómo no me di cuenta de las malas intenciones de esta persona y de su disposición a destruir mi vida? Así transcurrieron días y meses en los que lo único que quería era gritar: «¡Ayuda! ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Por favor, que alguien me salve!»

Pasaba el tiempo con noches de insomnio, depresión, crisis de pánico, hambre desmedido, porque sentía que así llenaba el vacío tan grande que tenía, sintiéndome sola y creyendo que nadie podría sacarme de allí. Recuerdo un día en particular en el que mi secuestrador llegó más violento que nunca, y me encerré en el baño durante toda la tarde para evitar que me ahorcara. Sabía que si pasaba el tiempo, él se iría y desistiría en ese momento.

A menudo pensaba en cómo habrían logrado escapar las otras mujeres que también fueron víctimas de mi secuestrador.

Muchos se preguntarán, ¿por qué creía que nadie podía salvarme? ¿Por qué no pedí rescate al secuestrador? ¿No teníamos cómo pagar? Ojalá hubiera existido un pedido de rescate de su parte, y así poder liberarme de ese tormento, pero él solo quería destruirme. ¿Y la gente se preguntará qué quería? ¿Por qué buscaba lastimarme? Pues, eso es lo que uno vive cuando es secuestrado por un depredador y estafador emocional, conocido bajo la denominación de «NARCISISTA».

Como se explica en varios estudios psiquiátricos, cuando te involucras con una persona con este trastorno, en algunos casos quedas con secuelas tan fuertes como si te hubieran secuestrado físicamente unos delincuentes. Las personas secuestradas emocionalmente, al igual que las secuestradas físicamente, viven una experiencia traumática en la que sienten en riesgo su vida todos los días. Se encuentran en un ambiente adverso en cuanto a las condiciones de bienestar, y una vez que logran salir de esto, quedan con secuelas como la híper vigilancia, considerando todo como algo amenazante o digno de sospecha, se suma el estrés postraumático, palpitaciones, problemas de concentración, pérdida de interés en lo que antes encontraban atractivo, aislamiento, falta de felicidad, satisfacción, pérdida de memoria, y una larga lista de secuelas.

Las personas secuestradas emocionalmente, al igual que las secuestradas físicamente, viven una experiencia traumática en la que sienten en riesgo su vida todos los días. Se encuentran en un ambiente adverso en cuanto a las condiciones de bienestar, y una vez que logran salir de esto, quedan con secuelas como la híper vigilancia, considerando todo como algo amenazante o digno de sospecha.

Si lo que te cuento en esta columna, te hace sentido, te quisiera pedir un favor, cuando veas que alguien está siendo maltratado en una relación, no juzgues ni hagas preguntas típicas como: «¿Cómo es tan tonto o tonta para aguantar eso? ¿Cómo no se da cuenta? ¿Cómo se dejas manipular así?». Sé que es difícil de entender cuando no te ha tocado vivir esta situación, pero créeme, las manipulaciones y estrategias de estos embaucadores son letales.

Ruego al universo que nadie tenga que vivir una experiencia así, donde terminas envuelto en una relación con sentimientos profundos por tu secuestrador emocional, ligados a la dependencia y apego extremo. La técnica del narcisista es darte en abundancia y luego quitarte todo. El narcisista trata a sus víctimas a veces muy bien, a eso se le conoce como el «bombardeo de amor,» con esto busca conquistarte o recuperar el control. En otras ocasiones las trata sumamente mal, perpetrando un abuso que no sólo es soportado por sus víctimas, sino que en muchas ocasiones las justifican debido a la disonancia cognitiva, la cual es una tensión interna que se produce cuando no hay coherencia entre lo que una persona piensa, siente y hace. Esto genera en muchos casos el «efecto del trauma bonding,» donde el cerebro de las víctimas experimenta algo similar a ser adicto a una droga.

El narcisista trata a sus víctimas a veces muy bien, a eso se le conoce como el «bombardeo de amor,» con esto busca conquistarte o recuperar el control. En otras ocasiones las trata sumamente mal, perpetrando un abuso que no sólo es soportado por sus víctimas, sino que en muchas ocasiones las justifican debido a la disonancia cognitiva, la cual es una tensión interna que se produce cuando no hay coherencia entre lo que una persona piensa, siente y hace.

Las víctimas se ven atrapadas en un ciclo de bueno-malo, bueno-malo, donde el «love bombing» se relaciona con el coqueteo, el buen trato, cariño, atenciones, sexo espectacular, te hacen sentir especial, y en el ciclo malo viene el maltrato psicológico, emocional, verbal, económico, etc. Te ves envuelto en una montaña rusa de emociones intensas, y es así como las víctimas de esta relación abusiva se enfrentan a la misma situación que un drogadicto intentando dejar la droga.

Es necesario que se hable de este tema en colegios, universidades, etc., para que ninguno de sus hijos, hijas, hermanas, etc., pase por esta situación. Aunque a veces sea difícil de detectar, es importante que estén alerta a las famosas banderas rojas, ya que estas personas son embaucadores profesionales. Mientras las personas más se informen sobre el tema, podremos evitar algunas tragedias.

Y recuerden no juzgar, nunca se sabe lo que realmente está viviendo esa persona en su casa. Mientras ustedes disfrutan al esposo o esposa de esa persona como un amigo o amiga encantadora, la víctima tiene que lidiar con el verdadero demonio en su casa. Así son las personas con trastorno narcisista, magníficas para el mundo exterior, mientras en su casa están destruyendo la vida de su pareja. Por favor, tomemos conciencia de esta nueva “estafa” (emocional) que afecta a muchas personas, seamos empáticos y empecemos a desenmascarar a estos depredadores emocionales para que nadie de nuestra familia o cercanos se vean expuestos a algo así.