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¿Lugares que no hablan?
En reiteradas ocasiones, me he preguntado por qué es más fácil mirar y valorar zonas remotas y no aquellas más cercanas. Donde sea que usted se encuentre, puede llegar a algún atractivo natural en menos de 3 horas, entonces cuál es el motivo que esto siga sucediendo, y la conclusión es simple: ignorancia. ¿Cómo se gesta esta? En una educación que no es de calidad, esa educación que pretende robotizarnos y convertirnos en entes trabajadores, poco reflexivos y serviles.
Nos vamos poniendo viejos
Pero si tú, chiquillo, me llamas viejo culiao no te confundas, tu idea de viejo culiao es muy distinta a la mía. Porque los que nos vamos poniendo viejos sabemos que nos pesan más los años que los kilos. Eso se llama experiencia.
Claro, tú te reirás porque no me manejo bien con las redes sociales, el Instagram y la tecnología. Pero, ¿crees que me importa? Si se corta la luz y quedas sin señal o batería cagaste, a mí eso me tiene sin cuidado.
La injusta vida
Los libros de Mendez Carrasco fueron muy censurados en esa época por la crudeza de las situaciones relatadas y por el uso del lenguaje bajo (coa) en muchos de sus personajes. Mundo Herido no es la excepción, pero más que las palabras de la narración, la censura, creo, estaba más bien dirigida a las injusticias y abusos que la sociedad tiene con la población marginal e ignorante
Fragmentación de Audiencias vs Memoria Colectiva
Ahora bien, usted podrá pensar que estos comentarios, no van más allá del desahogo de un cuarentón que ve como la juventud se le escapa de las manos y en parte es así, sin embargo mi tema pasa por otro lado, me preguntó cuales serán los temas que unan a estas nuevas generaciones, cuando sean ellos, los cuarentones que vean su juventud pasar ante sus ojos.
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El vecino de arriba
Mi casa siempre estaba oscura, apenas se filtraba la luz en algunos momentos del día. La temperatura húmeda de selva era perfecta para mí. Con respecto a si era un lugar tranquilo, yo diría que sí, se escuchaban algunos ruidos, pero normales. Mi preferido era el canto de los pajaritos y las canciones de arañas y elefantes. A veces me sobresaltaba porque escuchaba unos ladridos muy cerca. Tiempo después me enteré de que así responden los perritos también cuando se sienten contentos.
Durante un tiempo parecía que había sismos en la zona donde vivía o algo parecido, porque dos o tres veces al día, aunque a veces más, me sacudían fuerte. Era como si la madre tierra rugiera afuera, no sé.
Casi siempre, después de esos temblores, sentía un calorcito que apaciguaba aquellos temores. Parece que a eso le llamaban caricias, o escuchaba un sonido chirriante «muak», eso es un beso.
Con el correr de los días, fui sintiendo que mi hogar cada vez era más chiquito, pero no menos confortable. Así pasa en todos los nidos, nunca pierden el calor aunque emerja la urgencia de volar.
Un mensaje de nuestro editor
En Para Conversar creemos en el valor de detenerse. Publicamos contenidos que invitan a pensar, sin apurar ni adornar de más. Nuestra revista nace como un espacio para reflexionar con calma sobre lo que de verdad importa: cultura, sociedad, historia y vida cotidiana. No buscamos lo viral, sino lo valioso. Nos alejamos del ruido para acercarnos a lo humano, a la pausa, al diálogo.
Creamos este proyecto con una idea clara: que aún es posible conversar con sentido. Aquí confluyen voces diversas, honestas y comprometidas. Nuestro estilo es sencillo, cercano y directo, porque así hablamos cuando realmente queremos ser escuchados. Somos una revista cultural independiente hecha con cuidado, palabra por palabra.

Rodrigo Urquieta Alvarez
Editor Para Conversar