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Nunca he entendido muy bien la vida, es demasiado cambiante para darle una coherencia, por ejemplo: Al nacer parece algo gigantesco, todo es una aventura, cada juguete es una forma distinta de experimentar la vida, cada rincón de tu casa puede transformarse en lo que desees y los límites de la realidad son tan difusos que tu imaginación está al mando de tu existencia, después, a medida que vamos creciendo integramos más las reglas, incorporamos sustantivos, verbos y adjetivos a nuestro lenguaje y comienza la categorización de nuestra vida “esto que me pasó es bueno” “este amigo no es leal” “mis padres son amorosos” “mi profesora es inteligente” “mi hermano es malo”, etc. Cosas que antes jamás habíamos siquiera pensado. Con estas clasificaciones crecemos y creamos nuestra propia e individual realidad, creemos que es objetivo, que estamos en lo correcto y que nada va a cambiar nuestra forma de ver las cosas. Así crecemos, estudiamos y vivimos la vida adulta llenándonos de categorías la cabeza que nos llevan directamente al sufrimiento, porque a medida que más dividimos y separamos más locos nos volvemos.

A medida que vamos creciendo integramos más las reglas, incorporamos sustantivos, verbos y adjetivos a nuestro lenguaje y comienza la categorización de nuestra vida “esto que me pasó es bueno” “este amigo no es leal” “mis padres son amorosos” “mi profesora es inteligente” “mi hermano es malo”, etc.

Por ejemplo, si categorizamos (pensamos) que nuestro hijo es malo porque no nos hace caso, sufriremos por la idea de que su desobediencia me lastima, y lo que es peor, nunca nos hará pensar en nuestro hijo, ni el por qué lo hace, ni cómo se siente, ni qué necesita, solo estaremos inevitablemente pensando en nosotros mismos y en lo mal que me siento por que las cosas no pasan como yo las evalúo, ¡Que triste egoísmo!.

Con esta misma idea de “no entender muy bien la vida” que expresé al inicio, veo como todos sufrimos día a día, con trabajos que no nos hacen felices, relaciones que no queremos sostener, mundos imaginarios que no alcanzamos, ideales que nunca somos capaces de cumplir y un largo etc. Y lo que me parece complejo aún es que sabemos algo que ningún otro ser vivo sabe, y es el hecho de que vamos a morir, la gente que amamos también y los que no conocemos también. Sin embargo, mantenemos una esperanza que algunas religiones y la gente que se ha suicidado comparten, y es que la muerte es algo mejor que la vida, y queridos lectores, esa idea… no la puedo entender.

«Veo como todos sufrimos día a día, con trabajos que no nos hacen felices, relaciones que no queremos sostener, mundos imaginarios que no alcanzamos, ideales que nunca somos capaces de cumplir»

En el mundo occidental, o por lo menos gran parte de él, se nos ha presentado la muerte como algo penoso pero esperanzador, algo que nos da tristeza, pero a la vez confort, que nos lleva a tener una suerte de “paz” en el momento más angustioso de nuestra vida, como lo es el perder a un ser amado. Es como si pensáramos que la muerte es un descanso para el que fallece, típicas son las frases como “ahora está descansando” “está en paz” “mira, si parece que estuviese durmiendo”, no sé si que existe algo más doloroso en nuestra psique que el hecho de saber que no volveremos a ver a alguien que estamos amando. Es por esto que en vez de estas frases que sólo son un reposo momentáneo para nuestro dolor, me siento llamado a sentir otra idea y es que lo más importante de los seres que amamos, no muere. Por sobre la categorización de la situación, existe un dolor emocional, porque por sobre la razón está nuestra emoción y, ¡bendita sea la vida!, que el amor no muere.

«Es como si pensáramos que la muerte es un descanso para el que fallece, típicas son las frases como “ahora está descansando” “está en paz” “mira, si parece que estuviese durmiendo”, no sé si que existe algo más doloroso en nuestra psique que el hecho de saber que no volveremos a ver a alguien que estamos amando»

Viktor Frankl describió en sus libro: «El hombre en busca del sentido», que en una oportunidad cuando era prisionero en Auschwitz, al cavar la que él creía que iba a ser su propia tumba, tuvo una experiencia cumbre, al mirar la luz del sol que pasaba hermosamente por un campanario y es que, a pesar de que sus seres queridos hayan muerto, el amor o el vínculo que estableces con ellos, no se deteriora y es más, se intensifican y se vuelven mas estables, porque se dejan de cuestionar. Por ende, la falta de juicio nos permite vincularnos de una forma más sana y, por ende, más feliz.

Es difícil expresar esta idea sin sentir que es en extremo amorosa (“mamona” en buen chileno), sin embargo, el amor como sentimiento es muy evidente, es más, si es que estamos vivos en este momento es porque alguien hizo algo bien con nosotros. Como mamíferos, sin vínculos amorosos moriríamos inevitablemente, ya que es una necesidad existencial y física. Saber que alguien nos ama nos da sentido porque entendemos que nuestra existencia repercute en otros. Por eso las personas que tuvieron infancias muy alejadas del cariño tienen más probabilidades de sufrimiento en la vida, porque todo se verá desde la carencia. Al contrario, quien hay sido criado entre personas que lo quieren, tiene más probabilidades de ser exitoso en su vida.

«Las personas que tuvieron infancias muy alejadas del cariño tienen más probabilidades de sufrimiento en la vida, porque todo se verá desde la carencia. Al contrario, quien hay sido criado entre personas que lo quieren, tiene más probabilidades de ser exitoso en su vida»

Al pensar sobre el amor y la muerte, solo se me viene una pequeña reflexión: Sólo en medida de la calidad de los vínculos dejemos en nuestra existencia física, nuestra existencia emocional perdurará en el tiempo. Somos seres trascendentes según el amor que hayamos entregado a quienes nos rodean.

Finalmente es importante mencionar que el amor se crea sin ninguna categorización, no amamos a alguien con un “porque”, amamos a las personas porque algo nace en nosotros de manera espontánea y poco planificada, es por esto que las categorías poco y nada pueden hacer frente a los vínculos profundos. Mi llamado es ¡deje de categorizar su vida entre lo bueno y lo malo, y viva centrado en las personas que ama, porque mientras más entregamos, la muerte mas se aleja!

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